Mensaje/Autor |
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Mi universo invadido por la nieve, cubriendo el cielo que te alcanza, sepulta hojas en mi cuerpo como arce que te llora a la distancia. En un deslíz silencioso sobre el rostro, mis ojos salen a tu encuentro, entre suspiros perdidos en la bruma, para aplacar la tristeza de mi alma. Los cristales que coronan mis cabellos en el desierto blanco que es mi reino, te traen dueño infinito de mi aliento como un copo leal para mi cuerpo. Y lastimando albos en la llanura, te labro una avenida esperanzada, buscando abrigo en tu armadura, para extenderme calma en tu mirada. Mi boca se hace lejanía de los bosques, pugnando con el sol del horizonte, por entregarte la fuente de mi arce en el manjar dulce de tu nombre. Y mientras me acaricien en la frente los blancos que te invocan, me seguirán llenando el alma con tu rostro de niño impaciente. Anny Ionoff Montréal, 24 février 2002 |
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